Resulta algo realmente extraño estar escuchando un disco del que no puedes sacar ni una palabra, ni un solo siginicado traducible a tu propio idioma y, sin embargo, saber perfectamente por donde van los tiros.
Lo recomendable en cualquier caso es disponer de toda la información para poder juzgar, pero en algunas ocasiones la piel de gallina es la muestra evidente de que las traducciones sobran. El punto de partida para que esto ocurra es la humildad desarmante. Ry Cooder, un as de la guitarra como quedan pocos, destapa las esencias y rasguea su guitarra con pinceladas que adornan y completan. Touré hace lo que sabe y desde donde sabe. Como base la coherencia, la honestidad y la simpleza de sus dedos campesinos que rasgan esos extraños instrumentos de cuerda que parecen guitarras y quizá lo sean. Se experimenta, se comparte, se prueba y después se descarta. Y cuando nos queramos dar cuenta estaremos escuchando a un genio del blues afincado en el Delta del Mississippi acompañado de su banda ¿Será verdad entonces la leyenda? ¿Todo proviene de Africa? Es posible. Pero por el camino se han perdido esencias, se han prostituido razones y se han olvidado actitudes. La música que hicieron estos dos hombres en este disco es una muestra de que la verdad universal existe.En un viaje casi sideral, se nos aparecen las calles de la patria chica de Touré, el verdadero corazón latente de unas gentes que despliegan felicidad cuando hay hambre y que son capaces de dar sin tener. Los lenguajes se reducen a cenizas y a uno se le pasa el tiempo imaginando lo que debe ser mirar a los ojos de un desconocido que no comparte contigo ni la raza y estar en plena sintonía con él. Más que otra cosa TALKING TIMBUKTU es una buena prueba de todo aquello que podemos conseguir como personas si nos acercamos a los otros con humildad. Ry Cooder y el malogrado Ali Farka lo dejaron claro; aquí no hay nadie mejor que nadie.
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1 comentario:
Aunque ni la música étnica ni el country sean lo mío,y aunque de Ry Cooder lo que me quede más cerca sea ese corte de la banda sonora de "París,Texas" que usaron durante una temporada como sinónía de "Documentos TV",a pesar de todo eso hay una frase en tu entrada ante la que me quito el sombrero y con la que no puedo estár más de acuerdo.
Escribes que "por el camino se han perdido esencias, se han prostituido razones y se han olvidado actitudes".Totalmente de acuerdo.Eso desde mi punto de vista tiene mucho que ver con que la música se volviera un negocio en el que unos cuantos vieran la posibilidad de hacerse ricos.
Miguel Morant,un compositor y arreglista que ha trabajado con gente como Objetivo Birmania,por ejemplo,escribe que "(...)en la mayoría de los proyectos musicales quedan temas fuera del disco que a mi juicio, son verdaderas obras de arte, que son valoradas por ciertas personas que tienen un espectro musical escuchado, muy corto, y dicha obra, se queda en: “esto no es comercial” “escuchamos la siguiente?” “¿podríamos cambiar el estribillo, algo así como.......la,la,la,la,…oe,oe,etc…? para que sea un pelotazo”.
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